Uno de los destinos más icónicos de Oceanía es la Gran Barrera de Coral en Australia, el sistema de arrecifes de coral más grande del planeta.
Este Patrimonio de la Humanidad es un verdadero festín visual, donde se puede practicar esnórquel y buceo en aguas cristalinas, rodeado de una increíble variedad de vida marina, desde coloridos peces tropicales hasta majestuosas tortugas marinas y delfines.
Los bosques tropicales de Nueva Zelanda son otra joya natural. En la Isla Norte, el Parque Nacional de Tongariro cuenta con paisajes volcánicos impresionantes y una rica biodiversidad.
Las exuberantes selvas de la Isla Sur, como el Parque Nacional Fiordland, ofrecen montañas imponentes, lagos serenos y un sinfín de senderos para los amantes del senderismo.
La fauna de Oceanía es igualmente fascinante. Aquí se pueden encontrar especies únicas como canguros, koalas y el ornitorrinco en Australia, así como el kiwi y las aves del paraíso en Nueva Zelanda.
Estas criaturas son testimonio de la larga historia evolutiva de la región y su aislamiento geográfico.
Además, las islas del Pacífico, como Fiji y Samoa, son conocidas por sus playas de arena blanca y aguas turquesas, pero también cuentan con selvas tropicales y montañas interiores donde la vida silvestre se entrelaza con la cultura local.
Explorar la naturaleza en Oceanía es una experiencia enriquecedora que invita a los viajeros a conectarse con un entorno prístino y diverso.
Este continente ofrece aventuras memorables en paisajes que parecen sacados de un sueño, dejando una huella indeleble en el corazón de quienes se atreven a descubrir sus maravillas.